LO QUE SOMOS CAPACES DE VER

A menudo las cosas no salen como las pensábamos, o como las teníamos planeadas... Claro que de eso solo nos damos cuenta cuando es para mal. Cuando tenemos ganas de hacer algo, cuando hemos planeado fiestas, cenas, citas, viajes... y las cosas al final se estropean, nos quejamos de nuestra mala suerte e incluso en algunas ocasiones nos ofuscamos en intentar encontrar el porqué, lamentándonos de nuestra desgracia.Pero si la suerte nos juega de cara, si de repente nos visitan, nos llaman, nos dan un trabajo mejor, nos sorprenden... simplemente nos alegramos Y no pensamos tanto en la suerte que tenemos.Hay momentos en que la sola idea de que alguien especial no acuda en un día en concreto, nos hace ser incapaces de disfrutar del resto de personas que sí están ahí, que si que están contigo en ese momento. A veces las cosas más sencillas pueden cambiar nuestra perspectiva de las cosas, y ese poder está simplemente en nosotros, en nuestra mirada hacia las cosas que nos rodean.Me doy cuenta de que hay momentos en que desearíamos muchas cosas que no se cumplen, pero eso no resta valor a lo que si tenemos. Es como si nuestros ojos se cegaran momentáneamente por la tristeza del momentos y fuéramos incapaces de mirar más allá y ver a quienes nos sonríen desde el otro lado.Hace solo unos años atrás, tenía la extraña creencia de que si desapareciera no importaría, que un día podía tragárseme la tierra y tardarían muchísimo en darse cuenta de que ya no estaba. Pero lo peor de todo es que pensaba que no dejaría rastro, que sería como haber estado sin haber estado, que no había hecho nada que pudiera hacer que alguien simplemente me recordara.... Creer eso me entristecía terriblemente, porque me sentía todavía más insípida e insignificante de lo que ya me sentía antes.Me doy cuenta de que era muy egoísta pensar eso, menospreciaba a la gente que tenía a mi alrededor, le restaba importancia al hecho de que si bien no me sentía feliz, ellos estaban ahí, a mi lado, a su manera y queriéndome y apoyándome como sabían, pero ahí.Hay momentos en que no sabemos apreciar lo que tenemos, y sería muy triste aprenderlo cuando lo hubiéramos perdido.Y es que a veces me siento sola o perdida, o triste, o desesperanzada.... y en esos momentos no veo con claridad que tras mis temores y tristezas, tras mis desvelos y mis ratos de angustia, hay voces, ojos, manos que estarían dispuestas a sujetarme si en algún momento me faltara el valor o las ganas de seguir luchando. Porque siempre están ahí.Gracias por el privilegio de ver el otro lado.Saludo los Hidalgos
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