Saturday, March 24, 2007

POESIA







El mar escucha sin descanso la silenciosa confesión de los recuerdos. Una emoción incontenible, pero sin voz, sube del fondo de su pecho. Donde las aguas son profundas como la muerte y el amor, hay un velero. Bajo las olas pensativas el gran navío de la infancia está durmiendo. En el abismo es su dulzura como un violín abandonado en un desierto. Nido en el bosque tenebroso, llanto infantil en un camino solo y negro. Su cuerpo mudo y solitario vive la vida de las flores y los ciegos. Por lo callado y por lo solo parece un alma ensimismada en vez de un cuerpo. Para su amor interminable todos los puertos de la tierra son pequeños. Sólo este mar que nos escucha puede medir la soledad de nuestros sueños. (Fragmento de Francisco Luis Bernárdez). Saludo los Hidalgos.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home

Free Web Counter
Free Web